jueves, 11 de septiembre de 2008

EL ODIO A MI PROJIMO, POR AMOR A DIOS

Para poder adentrarnos en este tema por demás escabroso e interesante tendremos que partir de algunos conceptos básicos.

El primero. Debemos considerar que todas las religiones y sectas conocidas dicen ser poseedoras de la salvación, o en pocas palabras dicen tener la verdad absoluta, lo cual nos pone en un dilema pues si una tiene la razón por descarte las demás están equivocadas. Vamos a tener en cuenta que ninguna de ellas esta dispuesta a ceder en ese aspecto. Y antes de continuar voy a admitir que yo pertenezco a una de ellas pero para dar objetividad a este análisis voy a ser lo más imparcial posible.
Entonces vamos a manejarnos desde el principio lógico de que la más antigua tendría mas credibilidad.

Vamos a tener que omitir a Ra, Osiris, Quetzalcoatl, Zaratustra, Odin o Zeus y cualquier culto al sol o a las ramas del parque que se encuentra en la esquina de nuestra casa por estar obsoletos aunque estos llevarían ventaja por ser más antiguos, cosas de la modernidad.

Hablando de religiones que estén actualmente en uso la ventaja la llevarían las de oriente, en este caso la Brahmanista/Budista y la Judía en ese orden. Continuaremos con la Cristiana y la Mahometana, siendo la primera la más fácil de ubicar por el calendario que llevamos actualmente.

Después seguiremos con toda una gama de religiones y sectas protestantes que partieron a partir del cristianismo y que algunas de ellas tiene un gran numero de seguidores.

El principio básico de la mayoría de las religiones es un Dios creador infinitamente sabio y poderoso, creador de todo cuanto conocemos a nuestro alrededor y vigilante del proceder de sus criaturas.

Entonces debemos suponer que siendo parte de su creación, independientemente de la religión que profesemos este Dios creador debe sentir cierto apego o cariño por todas y cada una de sus creaciones, o ¿cual seria el principio para juzgar cual es la elegida o cual es mejor o peor?.

Otro de los principios es amor a nuestro prójimo o a la creación misma de este ser omnipotente, a menos de que existan cláusulas de exclusión, que en caso de existir habrá que preguntar si la escribió el mismo Dios o fue algún hombre como nosotros, que en tal caso sus razones tendría, pero perdería cualquier valor Divino.
Habiendo aclarado estos puntos vamos a hacer un recuento mental de las acciones bélicas emprendidas por el hombre en nombre de Dios, o de su Dios para ser más exacto, sin ser un experto en la materia podríamos hablar de cualquiera de las guerras santas que se nos puedan ocurrir, yo mencionaría Las cruzadas, el Holocausto judío, las guerras en la India entre budista y mahometanos, y mas actualmente la pelea a muerte emprendida entre Islámicos y Hebreos en el Medio Oriente.

Hasta donde llegara la soberbia humana y cuanta sangre mas se tendrá que derramar para que nos demos cuenta que estas luchas no tiene sentido si nos apegamos a los principios que en teoría deberíamos de seguir.

Lo que sí es claro en medio de todo este caos religioso es que alguien tendrá que dar cuenta ante este Dios por el que todos pelean, y tendrá que hacer gala de sus mejores argumentos para poder convencerlo de que realmente cometió tales actos con el fin de agradarlo.
Como si el llanto de un niño huérfano que ve como matan a sus padres o los padres que ven como ultrajan a sus hijos pudiera agradar a un Dios en cualquiera de sus formas.

La persona que crea eso esta viviendo una gran mentira, pero aun así debemos darnos cuenta de que en algunos países de manera sistemática se inculca el odio a las personas que no profesan el mismo credo o creencias. Caemos entonces en un fanatismo peligroso, porque en ese momento la persona esta programada para matar o morir en nombre de su Dios, y cree que al matar a un semejante que no comparte sus ideas esta ganando el paraíso.

Y por otra parte tenemos a otro grupo menos radical, el de los individuos que simplemente recelan o ponen trabas a quien es diferente ideológicamente que ellos.
También podemos encontrarnos a los que por aparentemente defenderse se creen con derecho a hacer absolutamente de todo, y al decir todo es todo.
Podemos hacer notar que en algunos de los casos las diferencias radican en la forma de voltear al cielo para pedir clemencia.

A estas alturas del partido nuestro Dios en cuestión estará pensando de manera muy mexicana “Ya no me quieran tanto compadres”, y ante tanta incongruencia ya no sabrá si reír o llorar, pero así es la naturaleza humana y a la hora que nos reprima nuestras faltas en la otra vida terminaremos por echarle la culpa a El por habernos dado tan poco seso, nada le hubiera costado darnos mas inteligencia para no cometer tantas equivocaciones.